martes, 16 de abril de 2013

Donde las calles no tienen nombre.....


Como algunos recordamos, el pasado 9 de julio de 2012, el diputado del Partido Popular Pedro Gómez de la Serna, portavoz del PP en dicha Comisión, en la comparecencia de la Comisión Nacional Consultiva de nombramientos de los candidatos para el Tribunal Constitucional y de la Junta Electoral Central, acusó a UPyD de ser un partido extramuros del sistema por pedir despolitizar la elección de los magistrados tal y como prevé la Constitución mediante la reforma correspondiente (como también prevé la propia Consittución).
 
El 12 de febrero de 2013 el Presidente del Gobierno Mariano Rajoy defendió el bipartidismo frente a "partidos estrafalarios", añadiendo también que no habiendo cumplido con su programa electoral, sí había cumplido con su deber (totalmente opinable, si entendemos que un Jefe de Gobierno también es responsable de la calidad democrática en la que vive el país, el candidato que había negado por tres veces a la portavoz de UPyD en diciembre de 2011 que no existía corrupción, en su propia elección por el Congreso como Presidente del Gobierno).
 
Aquí cabe preguntarse si es una postura más democrática el mantener un sistema que se resquebraja, que queda obsoleto en una gran parte y que está afectando al conjunto, en la generación de una mayor desafección de los ciudadanos por la política y en su menor confianza en el propio sistema, que el pretender reformarlo para que se despoliticen los órganos o mecanismos de control del propio sistema, cambiar la ley electoral para que sea un espejo mucho más aproximado sobre el reflejo de la voluntad popular y adecuar la separación de poderes a las exigencias de una verdadera democracia hacia donde caminar todos.
 
Es decir, pretender reformar el sistema para regenerarlo en mi opinión parece ir más en consonancia con el propio espíritu constitucional y democrático, que permanecer inmóviles mientras se "PPudre" y genera descontento y desconfianza por completo en las propias instituciones. Esto último es una mancha que se extiende a velocidad de vértigo y que no distingue cualquier resquicio de vitalidad política que pudiera quedar entre tanta corrupción y "error del sistema".
 
Por otro lado están quienes desean verlo caer y proponen reventarlo desde fuera o aplaudir a aquellos que presentan sus plataformas, asociaciones,...., como el adalid de un nuevo orden que debería imponerse, con sus "respectivos iluminados" al frente, sin caer en que por muy buenos que fueran  los objetivos de dichos señores, siempre sería un orden impuesto que nada tiene que ver con la soberanía nacional o con la voluntad popular. La imposición es una medicina que se llama veneno.....
 
Tirar de la cuerda desde estos dos lados sólo puede traer una cuerda rota.
 
En medio, en la dificultad de ir luchando contra todo pero desde el convencimiento de que la crisis es la oportunidad para resetear el sistema y sentar otras bases sólidas sobre las que cimentar la convivencia, en ese epicentro hay un gran número de ciudadanos que prefieren o preferimos creer que SÍ SE PUEDE o que #SIHAYSALIDA.
 
Que prefieren o preferimos no poner etiquetas a las cosas para comprenderlas porque no lo necesitan, ni tampoco que "cada calle lleve un nombre", porque todas son un PUEBLO.
 
La transversalidad es una puerta abierta de par en par para cualquier mente. Es cierto que esto desconcierta a las ávidas plumas de medios de comunicación que desean tildar por encima del diccionario, pero a la larga, al final, es un lugar donde cualquiera puede habitar.
 
Como decía el genial profesor Sampedro: "la gente no está loca, no, la gente está manipulada" y cuesta pedir aire cuando todo parece irrespirable.
 
Lo que más cuesta, tiene otro sabor, tiene sensación de ser necesario y posible.....a veces es necesario un verdadero y democrático grito de libertad
 
 
F.Cárdenas