miércoles, 10 de octubre de 2012

En ese camino, estaremos.....

Las vallas que aún nos separan de la democracia están cimentadas en la rancia estructura de la partitocracia, tienen como fundamento el bipartidismo y se asientan en una forma de hacer política que persigue el mantenimiento del poder por encima de la soberanía popular, es el poder como objetivo final.

No se puede pedir al pueblo que siga detrás de esas vallas porque en la época que vivimos es cuando se "le ven las vergüenzas" al sistema. Aún viniendo de largo, es ahora cuando muchos ciudadanos lo están comprobando. Pero  los principales partidos siguen tratando de ocultar el Sol con un dedo.

Los partidos políticos deben cambiar sus modelos de elección interna, deben democratizarse, deben ser ejemplarizantes, no se puede consentir la corrupción, y me planteo que ni siquiera el parecerlo con lo que nos está pasando, es más injusto pedirle a los ciudadanos un esfuerzo cuando no existe ningún ejemplo público, ninguna dimisión, ningún adelgazamiento de esta estructura faraónica que nos mal administra y despilfarrra que demostrarlo con el ejemplo en el minuto cero, y desde luego si no se comienza por ahí, es imposible llegar a una confianza en el sistema.

El principio del acuerdo, el consenso, la CONCORDIA, que debe ser y ha sido principio rector y garante en épocas como la transición, ahora no existen, no interesan y ésa es también causa de que cada vez existan más detractores hasta de la propia democracia como sistema.

La ley electoral no responde a la soberanía popular. Los tres poderes no están separados correctamente, no existe una separación entre el legislativo y el ejecutivo en el origen, por tanto por ahí ya fallan mecanismos de posible control y qué decir de un poder judicial donde se nombran cargos del CGPJ o del TC o del TS por parte del Congreso y Senado.
Los medios públicos en muchos casos están manipulados por poderes políticos por no hablar de parte del sistema bancario, sobre todo de las cajas.

España necesita otra organización territorial, debe ser un instrumento al servicio de los ciudadanos y  no a la inversa. No se puede definir una Constitución sobre varios territorios independientes, por eso el principio de unidad territorial (y no es fascismo, ni centralismo) significa definir una base a la que aplicar la Constitución, necesaria en cualquier modelo de convivencia que ya se ha desarrollado y ha enrraizado por debajo de los pies de los ciudadanos.

Para transformar el propio sistema, para iniciar la regeneración democrática, para llegar a soluciones ante la triple crisis social, política y económica y por supuesto también para provocar una revolución dentro de los partidos de siempre, los ciudadanos además de manifestar nuestra opinión públicamente tenermos nuestro voto y la capacidad de cambiar las cosas, pero hay que empujarlo. No es un voto castigo, es un voto a otras opciones para favorecer el cambio y la transformación.

Algunos nos definimos transversales, nos englobamos en otra España que no es la que tratan de imponer desde diferentes medios, la que no dejan salir, pero está y existe, cada vez más.

El cambio va a llevar su tiempo, pero es condición necesaria para mañana tener una democracia suficiente para todos los españoles.

En ese camino, sí, estaremos....







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